Un viaje familiar es el momento perfecto para pasar tiempo de calidad con los nuestros, tengan la edad que tengan, ya que a diario tenemos demasiadas cosas que hacer y normalmente se pasan los días volando sin que nos demos cuenta.

No tiene mucho sentido decir que has hecho un viaje con tus hijos espectacular, cuando ellos han estado todo el día en el club de niños del hotel y apenas os habéis visto para comer y dormir. Ojo, no digo que de vez en cuando no esté bien también, pero hay que saber dosificar.

¿Y cómo hago para reconectar con ellos?

Escuchar

La clave principal para reconectar con nuestros hijos es escucharlos, sin importar su edad, o el problema o historia que tengan que contar. No esperes que cuenten contigo para confesar algo grave cuando no les has hecho ni caso con las pequeñas cosas del día a día.

Viajar

Los viajes aportan magia, porque el tiempo que pasamos juntos es de calidad, sin las interrupciones diarias de tareas del hogar, trabajo, escuela, etc. Aprovechad ese tiempo mágico para conoceros mejor y estaréis creando unos cimientos familiares indestructibles.

Fuera tecnología

No hay nada peor que ver a una familia en una mesa de un restaurante comiendo, que cada uno esté con su móvil o tableta, y que apenas se dirijan la palabra. Aprovechad esos ratos de relax de las comidas para comentar lo que vais a hacer/estáis haciendo ese día y, durante la cena, por ejemplo, lo que os ha parecido el día. Descubriréis las maravillas que pueden surgir de una conversación informal y relajada, en la que los niños están dispuestos a abrirse porque sienten la atención que les estáis ofreciendo.

Imperfección

No tratéis de ser perfectos porque, ahí va una realidad: ¡no lo sois! Así que relajaros porque nadie espera que lo seáis. No pasa nada si la comida un día no ha sido todo lo saludable que debiera, o si les habéis reñido más de lo debido porque estabais saturados en ese preciso momento y no podíais más, o si les habéis puesto una peli (o dos o tres) para poder estar tranquilos y descansar vosotros un rato, …. Y mil cosas más que seguro que os vienen a la cabeza. Lo que hay que tratar es de que esos momentos sean las excepciones y no al revés.

No mintáis

Parece algo obvio, ¿verdad? Pues os aseguro que no lo es tanto. Un ejemplo sencillo: tu hij@ pregunta de dónde vienen los niños y le contáis la batalla de que vienen de París, que los trae la cigüeña, etc. En ese momento no pasa nada, se van tan contentos con la historieta que les acabáis de contar, pero cuando se enteren de dónde vienen de verdad, se darán cuenta de que les habéis mentido, y empezarán a recapitular esas otras veces en las que también les habéis contado mentirijillas piadosas para salir del paso. El problema viene cuando necesiten ayuda con algo serio y piensen “a mi madre/padre mejor no le pregunto que no me cuentan la verdad”. Obviamente cada explicación deberá de ir edulcorada en función de la edad del que pregunta, pero sin mentir.

Juegos de mesa

No os podéis imaginar lo que unen los juegos de mesa. Y lo bueno es que hay para todos los gustos y edades. Incluso hacer un simple puzzle todos juntos es una terapia que vale oro. Poned música de fondo que os guste y charlar de forma relajada mientras jugáis.

Hobbies

Entérate de lo que les gusta hacer y hazlo con ellos. Por ejemplo, a tu hijo adolescente le encanta la música, pues sorpréndeles con unas entradas para ir juntos a un concierto durante el viaje; les encanta leer, pues simplemente tírate con el/ella en un sofá a leer juntos; les encanta pintar, pues ponte a hacer unos dibujos o a colorear juntos, etc. Hay mil posibilidades y cosas que hacer, sólo tenéis que averiguar qué es lo que les hará pasar un rato inolvidable con vosotros.

Hacer una fiesta loca

¿Una qué? Si, lo que has leído, una fiesta loca. Poned música (a tope si es posible), hacer unos cocteles (obviamente sin alcohol para los más pequeños), hacer palomitas, bocatas de nocilla, comer chuches, …, cualquier cosa que no sea “políticamente correcta”. Que cada uno vaya poniendo las canciones más locas que se les ocurra, que os hagan cantar y bailar horas. Os aseguro que no olvidareis esas fiestas.

Esto es solo un resumen de las mil cosas que podéis hacer para reconectar con vuestros hijos. Elegir las que os parezcan mas interesantes y ponedlas en práctica, ¡no os arrepentiréis! Si hay algo que a tu familia le funciona bien, ¡cuéntanoslo por favor! ¡Queremos saber más!

¡Hasta pronto!

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